Nos encontramos en el punto más alto del jardín, ante una de las operaciones más antiguas y relevantes de este espacio. Nos referimos al estanque de Mercurio, donde se recogía el agua procedente del acueducto de origen romano que los almohades reconstruyeron con el fin de dotar de agua a estos palacios y jardines. Su posición elevada lo convierte en uno de los elementos más estratégicos a nivel funcional y estético del conjunto. Desde él parte por gravedad el regadío, y también se contemplan una de las perspectivas más amplias de estos jardines, casi a modo de beldevere. En este estanque presidido por una estatua de Mercurio realizada por Bartolomé Morell, escultor también del Giraldillo, escuchaba hasta altas horas de la madrugada Felipe V a Farinelli, flotando sobre una barca, intentando encontrar alivio a su mal “melancolía”. También en esta alberca se escucharon por primera vez los versos del poema de Federico García Lorca a la muerte del torero Sánchez Mejías.